¿Tú o alguien cercano ha soñado alguna vez con tener un caballo? Imagina paseos frecuentes al atardecer, la conexión especial y la alegría de acariciar, cepillar y querer sin condiciones.
Los caballos tienen una conexión extraordinaria con los humanos, y quienes la han vivido pueden dar fe de sus profundos beneficios. Amantes de los caballos alrededor del mundo coinciden: pasar tiempo de calidad con uno de estos nobles animales brinda recompensas inigualables.
Sin embargo, el desgaste físico y emocional del cuidado, sumado a los altos costos de propiedad y mantenimiento, hacen que muchos no puedan alcanzar ese sueño.
¿Pero qué pasaría si esas barreras desaparecieran? ¿Y si pudieras vivir ese sueño sin la carga económica o el compromiso diario de alimentar, asear y montar? ¿Y si sí pudieras tener todo sin sacrificar nada?
En entrevista con Susu Sanders, fundadora de Kidz Up, un centro de terapia equina en La Paz, exploramos una solución innovadora. Susu ha logrado alquilar sus caballos de terapia a personas afines que desean convivir con un caballo sin tener la responsabilidad total. Este esquema ayuda a cubrir los costos del centro y, al mismo tiempo, brinda a las personas la alegría de montar y conectar con un caballo mientras apoyan una causa noble.
Fundado en 2015, Kidz Up ofrece terapias e intervenciones que involucran caballos para apoyar el desarrollo físico, emocional y ocupacional de niños con distintos retos, tanto en el rancho como en los CAM (Centros de Atención Múltiple), escuelas que atienden a estudiantes con discapacidad o necesidades especiales.
La pasión de Susu por la terapia equina comenzó en El Camino Ranch en La Paz, pero fue su hijo Arthur quien transformó esa pasión en vocación. Arthur, hoy de 14 años, fue diagnosticado con parálisis cerebral cuando era bebé. Susu recuerda cómo, al ponerlo sobre un caballo a los dos años, se sentó erguido por primera vez en su vida. Desde entonces, Arthur ha desafiado los pronósticos médicos: de no poder caminar a liderar con confianza su propio caballo por los senderos.
Y Arthur no ha sido el único beneficiado. A lo largo de los años, muchos niños han mejorado en confianza, comunicación y habilidades físicas. La terapia equina cultiva la conciencia personal y el crecimiento emocional, ayudando a los participantes a volverse autosuficientes y a prosperar en distintos ámbitos.
Cuando se le pregunta por los retos de dirigir Kidz Up, Susu menciona tanto dificultades personales como prácticas, como la pérdida de Pepinillo, un caballo muy querido, y el proceso exigente de encontrar y entrenar caballos adecuados para terapia. Pero su mayor reto, admite, es atender las necesidades físicas, emocionales y financieras diarias del programa.
Susu y Arthur dedican alrededor de tres horas cada mañana y una hora por la tarde al cuidado de los caballos. “Nos cuesta en promedio 2,500 pesos por caballo al mes en cuidados veterinarios, alimento, aseo y mantenimiento,” explica Susu. “El agua cuesta 600 pesos al mes si tenemos suerte, y hasta 6,000 pesos si hay que pedir una pipa privada.” A eso se suman los gastos de transporte y otras necesidades para las visitas a los CAM.
Para mantener viva la misión, Susu lanzó un programa de renta de caballos. Una media renta cuesta 2,500 pesos al mes e incluye hasta tres paseos por semana fuera del horario de terapia. Kidz Up se encarga de todo: pensión, herrador, veterinario, desparasitación y vacunas, así que puedes disfrutar tus paseos sin preocupaciones. Además, este programa financia las terapias y brinda empleo a jóvenes con discapacidad que ayudan en el cuidado equino. ¡Todos ganan!
Si quieres saber más sobre cómo rentar un caballo o ser voluntario, contacta a Susu por WhatsApp al +52 612 149 1832. Y si la renta no es opción, Kidz Up también agradece cualquier donativo.